recompensa al esfuerzo de la escuela de futbol Rayo Majadahonda

Escuela de Fútbol Rayo Majadahonda. Se sobreentiende que los valores que ha de inculcar una escuela de fútbol son los de esfuerzo, compañerismo, disposición, evolución, técnica…etc., ofreciendo una formación técnica especializada, formación que es objeto de evaluación por parte de la escuela (es una escuela, y se evalúan los conocimientos adquiridos y la forma de desarrollarlos), potenciando las habilidades técnicas y tácticas de los alumnos y llevando a cabo una valoración personalizada de su evolución. En base a la evaluación realizada se forman los grupos buscando una homogeneidad por edad y por nivel técnico. Estas premisas, que son aceptadas por todas las escuelas de fútbol, no son tenidas en cuenta, sin embargo, por la escuela de Fútbol de Majadahonda, dado que en la formación de grupos no se tiene en cuenta la evolución, calidad, disposición, esfuerzo, ni el nivel técnico, y mucho menos aún la homogeneidad de los grupos, basándose fundamentalmente en la edad y yo diría que en el capricho de algún entrenador influenciable. Este hecho es constatable analizando el caso de un alumno de la Escuela, Alonso Martín Acuña, que lleva un año federado tras pasar un proceso de selección, anterior y de evaluación y evolución a través del ciclo formativo especifico de la Escuela de Fútbol, integrado en un equipo que ha conseguido finalizar la temporada clasificándose en un tercer puesto, que se ha esforzado, y evolucionado DE FORMA QUE HA SIDO POSITIVAMENTE EVALUADO POR SU ENTRENADOR TECNICO expresando que ha mejorado en general, y especialmente en agilidad y blocajes (es portero) calificándole con una nota media máxima (DESTACA POSITIVAMENTE). Alonso ha sido separado del equipo (el único separado, a pesar del espectacular rendimiento y trayectoria del equipo en la temporada, en el que ha tenido bastante que ver, por lo expresado por los entrenadores tras cada partido), sin tener en cuenta las notas de evaluación obtenidas en la temporada (se trata de una escuela, ¿o no?) y sin haberle realizado ninguna prueba de nivel antes de tomar la decisión, con el resultado de que se ha visto cortada su progresión profesional sin tener en cuenta de modo alguno, la dedicación, el esfuerzo, la progresión, la adaptación ni el nivel técnico obtenido. Sin embargo, ha ocupado su plaza otro niño, recién incorporado a la escuela, sin ningún tipo de evaluación constatable, por lo que el único factor a tener en cuenta ha sido la edad, puesto que no se puede aducir que este integrado en el equipo ni su nivel técnico ha sido objeto de evaluación objetiva (no ha sido evaluado por el entrenador de porteros ni ha realizado una prueba de nivel junto a Alonso. La explicación recibida es que se han juntado los dos equipos de Benjamín (A y B) de la temporada pasada en uno solo de fútbol 11, por lo que se dispone de dos porteros, más el recién incorporado y como, palabras textuales, el otro portero federado cuenta con la confianza de entrenador de partidos porque lleva dos años con el, Alonso que solo lleva un año en el equipo queda fuera a favor de un recién llegado, dado que no se puede contar con tres porteros en el equipo de nueva formación. Si esta es la mejor explicación técnica que han encontrado, eso significa que el valor fundamental a tener en cuenta es la antigüedad en el equipo, ¿por qué, entonces, no se tiene en cuenta la de Alonso a la hora de otorgarle una confianza, por lo demás demostrada a lo largo de la temporada de fútbol? Al tratarse de una escuela, que ha de basar sus decisiones de promoción (como toda escuela en el mundo) en los criterios objetivos de evaluación, Alonso debía haber sido promocionado al equipo de Fútbol 11 como el resto de sus compañeros (algunos evaluados con un nivel más bajo) y el alumno de nuevo ingreso (sin evaluación ni evolución) formar parte del equipo de Fútbol 7, en el cual pueda demostrar su evolución y conocimientos como ha venido realizando Alonso durante la temporada pasada. Esta decisión, a mi entender, arbitraria y fuera de toda lógica académica supone, en principio, que la Escuela de Fútbol Rayo Majadahonda no recompensa el esfuerzo, la dedicación la destreza ni el nivel técnico adquirido por sus alumnos, hecho este lo suficientemente grave, pero mucho menos que los valores morales que ha conseguido erradicar en un niño de 10 años que confiaba plenamente en el sacrificio, la dedicación y el esfuerzo. Un niño que, tras pasar por los niveles establecidos (equipo de liga municipal , equipo federado tras un año de evolución y evaluación…) juega una liga como portero titular federado una temporada dura en la que Alonso ponía todo su esfuerzo y voluntad en cada encuentro, no faltó a un solo entrenamiento ni a ninguno de los partidos (aunque fueran amistosos o de mero entrenamiento), fue convocado a torneos (alguno incluso con el otro equipo benjamín A), y formó parte del equipo que se desplazó a jugar un torneo a Girona. Su trayectoria era muy buena y ascendente, según lo expresado por sus entrenadores (tanto en los partidos como en el entrenamiento de porteros) y las notas que figuran en el boletín de evaluación de la Escuela. Alonso estaba encantado e ilusionado, a la vista de las afirmaciones de sus entrenadores y de la evaluación obtenida y tenia confianza plena en su ascenso al siguiente equipo dado su esfuerzo, dedicación y nivel técnico. Sin embargo, la recompensa obtenida ha sido que no promociona, dejando hueco a un recién llegado y que no ha demostrado ningún merito objetivo y constatable para ocupar dicho puesto. Lo verdaderamente grave es que Alonso se siente defraudado porque la Escuela de Fútbol de Majadahonda le ha enseñado, a sus 10 años, que todo es una gran mentira y que la recompensa al esfuerzo, dedicación, aprendizaje y superación de algunos se la llevan otros sin meritos propios.