Sectores transformados en la era de la digitalización

La aparición y eclosión de internet supuso una ola de aire fresco con relación a la conectividad entre las personas. Pero en el ámbito comercial, la digitalización no siempre fue una empresa fácil. Muchos sectores que habían basado su actividad en el trato físico entre usuarios tuvieron que modernizarse en tiempo récord, cambiando muchos paradigmas establecidos que hasta entonces eran inamovibles.

A continuación, repasaremos algunas de las actividades comerciales o profesionales que se vieron obligadas a cambiar su funcionamiento. Con evoluciones que en su contexto eran tachadas de utópicas, pero que hoy en día ya no podrían desaparecer.

Empezaremos por la industria cinematográfica. A partir de la segunda mitad del siglo pasado, visitar una sala de cine era una experiencia de ocio habitual. Aún lo sigue siendo hoy en día, sin embargo, la liturgia que acompañaba el estreno de una película era una experiencia casi religiosa. Hoy en día existen un sinfín de plataformas de distribución fílmica que estrenan sus nuevas películas en formato digital. Y lo hacen incluso el mismo día del estreno en salas. Hay ciertos usuarios que prefieren disfrutar de un filme en la comodidad de su sofá antes que hacerlo en sociedad. Una experiencia muy diferente a la de disfrutar de una obra rodeados de otras personas y del inconfundible olor a palomitas. En nuestra era de la inmediatez, esta opción es bien recibida. Y los amplios catálogos que ofrecen las plataformas de contenido en streaming -con miles de opciones a tan solo un clic de distancia- han ayudado a afrontar de forma correcta la era internauta. La diversificación del catalogo también ha facilitado la financiación de un sinfín de obras y esto tambiénse ha notado en nuestro país.

Otro sector que ha conseguido mimetizarse de manera óptima con la era digital es el del juego. Los casinos, concebidos como espacios de reunión y de apología cultural, se fueron transformando de manera paulatina, siendo el siglo XIX una de sus etapas de mayor eclosión en nuestro país. En sus instalaciones se podían encontrar todo tipo de pasatiempos, como actividades de naipes y el juego de la ruleta, una serie actividades que hoy en día pueden encontrarse en internet. Con temáticas diversas y reglas diferentes que ofrecen otro punto de vista a unas actividades de fama consagrada.

El oficio de periodista, uno de los roles más importantes en las sociedades modernas y democráticas, también vio cómo su estructura laboral se transformaba en cuestión de meses. Llevar un diario debajo del brazo, era un símbolo de orgullo, incluso de reafirmación cultural. Y lo fue a lo largo de casi un siglo. Pero como todos bien sabemos, el uso del papel se ha ido sustituyendo de forma progresiva por la lectura a través de las pantallas. Los ríos de tinta han dado lugar a grafismos virtuales, y los grandes diarios se consumen ahora en los dispositivos móviles de todo el mundo. La información ha ganado mucho en lo que se refiere a la transmisión inmediata de la misma, pero los periodistas ahora también tienen que hacer frente al periodismo ciudadano, donde una persona que se encuentre en el lugar de los hechos puede hacer de emisor de un determinado suceso. La visión crítica, reposada y profesional sirve como elemento diferenciador del periodista esporádico.

Para luchar contra la gratuidad de la información que se puede encontrar en Twitter, Instagram o Facebook, los principales diarios del mundo también están ofreciendo modelos de suscripción donde se pueden leer una cantidad de artículos determinados a cambio de una cuota mensual o anual. Un escenario que parecía irreal algunas décadas atrás.

Por último, hay que analizar otro caso curioso: el de los museos. Estos espacios, considerados como templos del saber y como espacios de creación cultural, también han tenido que enfrentarse a la era digital. Algunos centros referenciales, como el Museo del Prado, ofrecen visitas virtuales para dar a conocer sus obras. También aprovechan Instagram para realizar emisiones en directo y analizar diversos cuadros de relevancia. Una forma curiosa de dar a conocer su ingente pinacoteca, y una vía para que la gente pueda asimilar nuevos conocimientos artísticos desde cualquier punto del globo.